La
medicina en el ámbito de la criminología: el cuerpo de forenses de la
asociación Laxshmi.
La medicina es una ciencia que
estudia la salud y la enfermedad en el hombre, y, por tanto, engloba múltiples
campos de conocimiento e integra el método científico en áreas humanísticas.
Aparte de las diferentes especialidades médicas donde los profesionales
adquieren conocimientos específicos de las diferentes patologías en vida y los
diferentes grupos humanos, como la pediatría, la psiquiatría o la
endocrinología, existe una rama de la medicina que estudia exclusivamente los fenómenos
relacionados con la muerte, y las circunstancias en las que ésta se produce,
conocida como la medicina legal o forense. Es en esta rama dónde se aúnan y
relacionan la medicina con otras disciplinas científico-humanísticas, como el
derecho o la sociología, y se establece un puente de unión con la criminología.
La Medicina Legal y Forense es una
especialidad muy amplia en la que se unen varias disciplinas médicas y se
asocian con otras ciencias, como el derecho, con el objetivo de auxiliar a
jueces y tribunales de justicia, tanto en circunstancias civiles como penales.
De esta manera, un médico forense puede actuar determinando mediante una
autopsia las causas de una muerte violenta (accidental o sospechosa de
criminalidad), valorar el daño corporal físico o psíquico en caso de agresión,
accidentes, maltrato, violencia de género, abortos o infanticidios; también
determina la incapacidad civil o la imputabilidad penal en base a una pericial
de psiquiatría forense o puede valorar si ha existido negligencia médica en la
actuación de otro profesional, o algún tipo de violación de los derechos de los
pacientes.
La asociación Laxshmi contra el
crimen cuenta con expertos en varias disciplinas, y entre ellos cuenta con un
cuerpo de expertos forenses, al que me honro en pertenecer. Nuestro cometido es
aplicar el amplio abanico de conocimientos antes expuesto para analizar de
forma objetiva los documentos médico forenses de los casos que llegan a
nuestras manos y, a partir de ellos, aportar datos objetivos que puedan servir
para abrir nuevas líneas de investigación o
para construir nuevas hipótesis.
La disciplina que siempre está
presente en todos nuestros análisis es la patología y la tanatología forense,
que estudia los fenómenos cadavéricos, los procesos posteriores en el cadáver o
los hallazgos de la autopsia. Sirve como ejemplo el caso de la desaparición y
muerte de la joven cordobesa Soledad Donoso Toscano, que se planteaba como un
reto, entre otras cosas por la circunstancia de estar a punto de prescribir. Es
un caso muy complejo a nivel técnico, pues la autopsia no pudo determinar nada
concreto, ni tan siquiera que hubiera violencia o intervención de otro
individuo en la muerte, debido al estado del cadáver, y, por tanto, no se pudo
en su día incriminar a ningún sospechoso. Nuestro análisis basado en la
tanatología forense, en disciplinas como la entomología forense (estudio de los
insectos relacionados con los procesos de putrefacción) y fundamentalmente,
haciendo uso de un poco de creatividad y sentido común, pudimos concluir que
existían suficientes elementos que apoyaban la intervención humana en la muerte
de Soledad y que, por tanto, se justificaba la exhumación del cuerpo,
sugiriéndose la realización de nuevas pruebas antropológicas y sobretodo, pruebas
según la tafonomía forense, que estudia los diferentes acontecimientos que
ocurren en un hueso tras la muerte biológica.
Los conocimientos en tanatología y
patología forense son fundamentales para poder interpretar los informes de
autopsias y dar una opinión objetiva sobre ellos, pero no es el único campo en
el que damos nuestra opinión. En estos momentos nos encontramos analizando el
caso del sospechoso fallecimiento del señor J.Álvarez Litben, que apareció en
su domicilio de Maspalomas muerto a causa de una sospechosa intoxicación por
fósforo, en 1996, que fue archivado como muerte accidental. Lo curioso de este
caso es que
Otro caso muy interesante en el
que nos encontramos trabajando en estos momentos es el fallecimiento del señor
J. Álvarez Litben, que apareció muerto en su domicilio por intoxicación por
fósforo en 1996. Lo interesante del caso, es que la víctima era esposo de la
ahora condenada por asesinato en Barcelona Mª Angeles Molina, conocida como
Angie. Nuestro cometido en este caso es valorar las posibles conexiones, y
buscar algunos elementos que se puedan haber obviado en la investigación, que
pudieran relacionarse con Angie como autora también de este crimen, que en su
momento se archivó como muerte accidental. Para ello, de nuevo analizamos los
informes de autopsia y levantamiento aplicando los conocimientos de la
tanatología forense, pero también abarcamos un nuevo campo de conocimiento,
como es la toxicología forense, ya que un aspecto muy interesante del caso es
la sustancia causante de la muerte, el fósforo, ya raramente empleado con
intenciones suicidas y que debido a sus características organolépticas, muy
difícilmente puede ingerirse de forma accidental. Gracias a estas observaciones
podemos abrir la puerta a la sospecha sin caer en el sensacionalismo, sino de
forma objetiva, y con ello apoyar los otros elementos del caso que podrían
conducir las investigaciones en esta nueva opción, como por ejemplo los rasgos
de personalidad de Angie que deducimos del crimen de Barcelona, que nos describen
a una persona fría, calculadora y manipuladora, a la que no parece temblarle el
pulso a la hora de matar a otro ser humano, y de la que se podría esperar que
hubiese tenido relación con esta muerte hace 16 años.
Una disciplina importante dentro de
la medicina legal y que nos ayuda a analizar otros aspectos de los casos es la
psiquiatría forense. La psiquiatría es una especialidad médica que se encarga
del estudio de las enfermedades mentales, como su propia etimología nos dice
(sanar la mente) Su relación con la medicina forense es muy estrecha, ya que
aporta conocimientos sobre la etiología, diagnóstico, tratamiento y prognosis
de las diferentes patologías mentales, y que tienen múltiples aplicaciones en
criminología. Por ejemplo, al analizar alguno de los casos podemos inferir
alguna patología psiquiátrica padecida por el perpetrador de un delito, que
pueda llevarnos a plantearnos una situación de inimputabilidad o un atenuante.
También podemos tratar de marcar unas pautas de comportamiento de algún
criminal que sirvan para definir algún trastorno psicótico o de personalidad,
como por ejemplo el caso antes mencionado de Angie. La psiquiatría forense y la
medicina legal también cubren el campo de la violencia de género, definiendo el
perfil de un maltratador y de una víctima de violencia de género, como también
ocurrió en el caso de Soledad Donoso, en el caso de Urbana Ramos, recientemente
reabierto, o en el caso de Marisa Hernández, que aún sigue esperando que se
abra alguna nueva veda de investigación.
En los casos de desapariciones, la
medicina legal y forense no colabora a nivel de patología, pues no hay cuerpo,
pero sí podemos aportar conocimientos de psiquiatría a la hora de valorar el
comportamiento de la persona que ha desaparecido, elaborar rutinas de conducta
y comprender las relaciones interpersonales que el desaparecido mantenía, de
forma que podamos enfocar la investigación hacia unos u otros, o identificar si
la desaparición ha sido voluntaria o tiene tintes criminales.
Como vemos, los casos que llegan a
la asociación son casos complejos, fundamentalmente crímenes sin resolver o
desapariciones de larga duración, y por ello requieren el análisis exhaustivo
por parte de diferentes especialistas. De esos análisis se obtienen datos
objetivos que tratamos de correlacionar de forma lógica y acorde con alguna
hipótesis, que luego se pueda concretar en un informe criminológico que,
posteriormente, pueda ayudar a una reapertura, o en el proceso en sí. Nuestro
papel como cuerpo de forenses no es sino una pequeña parte dentro del engranaje
y del trabajo que hay detrás de cada informe y de cada caso que se saca
adelante, pero aún así es parte esencial en el resultado final, que es,
simplemente, el devolver la esperanza de que los crímenes no queden impunes, y
de que a las víctimas se les haga justicia, que es el objetivo de la asociación
y que, he de añadir, es una sensación de satisfacción impagable.
Autor:
Fayna E. Domínguez Pérez,
Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de La Laguna, colaboradora
con la asociación Laxshmi de lucha contra el crimenEnviar por correo
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